Cuando se habla de crear comunidades más inclusivas que promuevan la interacción social entre las personas mayores, es fundamental adoptar un enfoque sistemático que garantice una estrategia integral para identificar y apoyar a quienes están en riesgo de soledad:
1 Comprender el contexto – Recoger datos fiables a través de encuestas, utilizar herramientas de georreferenciación para mapear a las personas en riesgo y mantener una base de datos confidencial y actualizada.
2 Identificar a la población objetivo – Centrarse en los grupos vulnerables, como personas mayores que viven solas o enfrentan dificultades de movilidad, salud o redes sociales, utilizando datos demográficos e indicadores de riesgo.
3 Detección y evaluación – Emplear herramientas validadas (como la Escala de Soledad de UCLA) y entrevistas estructuradas para evaluar el riesgo de aislamiento social según la situación de convivencia y las interacciones sociales.
4 Sensibilización y acercamiento comunitario – Colaborar con organizaciones locales y profesionales formados para reconocer signos de aislamiento y desarrollar un sistema de alerta para posibles casos. Involucrar a embajadores comunitarios para fomentar la participación.
5 Alianzas locales – Trabajar con instituciones (como centros comunitarios, grupos religiosos, farmacias) para identificar a personas aisladas. Establecer un sistema de derivación y opciones de autoidentificación como líneas de ayuda o formularios online.
6 Intervención y seguimiento – Elaborar planes de acción personalizados, conectar a las personas con redes de apoyo y garantizar un seguimiento continuo para adaptar las intervenciones según sea necesario.
7 Retroalimentación y mejora – Evaluar y ajustar de manera continua las estrategias de identificación y apoyo, basándose en la retroalimentación de las personas, los socios y los profesionales implicados.