Estrategias de Captación y Retención

• Difusión en medios: Publicar artículos en periódicos locales y transmitir anuncios o entrevistas en radios y televisiones locales. Estos medios tradicionales siguen siendo muy efectivos entre las poblaciones mayores (A. Scharlach & Lehning, 2016).
• Derivaciones desde el sistema sanitario: Colaborar con médicos de cabecera, enfermeros comunitarios, farmacéuticos y trabajadores sociales que puedan recomendar el programa directamente a los adultos mayores a los que apoyan.
• Alianzas comunitarias: Trabajar con centros para personas mayores, organizaciones religiosas, bibliotecas y ONGs locales puede ayudar a identificar posibles participantes y generar confianza a través de redes conocidas (Aday et al., 2006).
• Boca a boca y embajadores: Involucrar a participantes anteriores o líderes comunitarios como embajadores puede ser especialmente eficaz. Se recomienda invitar a adultos mayores que estén realmente interesados en el tema a ser facilitadores voluntarios, ya que los adultos mayores son más propensos a unirse a un programa cuando lo animan sus iguales.
• Sesiones informativas: Organizar una reunión informativa introductoria para las personas interesadas es muy recomendable. Durante esta sesión, los facilitadores deben explicar claramente el propósito, la estructura y los métodos del Programa FRIEND. Esto ofrece a los posibles participantes la oportunidad de hacer preguntas y tomar decisiones informadas.

Es fundamental considerar cómo se presenta el programa a los adultos mayores durante el reclutamiento y a lo largo de su participación. Aunque el objetivo final es reducir el aislamiento social y la soledad, el mensaje debe centrarse en los resultados positivos, tales como la oportunidad de:

• Construir nuevas amistades
• Fortalecer las relaciones existentes
• Participar en actividades grupales significativas
• Compartir experiencias de vida en un ambiente respetuoso

Este enfoque, tal como destaca Nan Stevens (Stevens, 2001), favorece la motivación y fomenta la participación al enfatizar el crecimiento personal, el disfrute y la conexión, en lugar de centrarse en déficits o necesidades. Por ello, en lugar de destacar “problemas que hay que solucionar”, el programa debe presentarse como una oportunidad para la conexión social, el intercambio de conocimiento y la implicación comunitaria.

Las personas facilitadoras deben estar disponibles para consultas individuales, permitiendo que las personas mayores puedan hacer preguntas o expresar sus inquietudes de forma privada. Este enfoque personalizado ayuda a abordar miedos, clarificar expectativas y generar confianza — elementos clave para el compromiso inicial y la participación sostenida.

Otro aspecto para crear un ambiente realmente acogedor e inclusivo para las personas mayores es reconocer y respetar el contexto sociocultural local en el que se implementará el Programa FRIEND. Lo que resulta atractivo, respetuoso o motivador en un país o comunidad puede no tener el mismo efecto en otro, debido a diferencias en valores culturales, normas de comunicación, confianza en las instituciones y hábitos sociales.

Un ambiente verdaderamente acogedor también requiere que las personas facilitadoras:

• Muestren respeto por las normas y tradiciones culturales en la forma en que saludan, se dirigen e interactúan con les participantes.
• Utilicen materiales inclusivos — por ejemplo, imágenes y ejemplos que reflejen los antecedentes, intereses y valores de les participantes.
• Ofrezcan puntos de entrada sin presión, como reuniones informales o jornadas abiertas, para que los/as participantes que estén dudosos puedan explorar el programa sin compromiso.

Otro aspecto importante es eliminar el tono formal del programa. Les participantes no deben sentir que están en un aula tradicional. En cambio, el enfoque debe ser informal y centrado en la persona, utilizando conceptos y métodos que fomenten el intercambio de experiencias y la expresión personal. Esto implica valorar las opiniones y vivencias de les participantes, involucrándoles activamente en el proceso de aprendizaje en lugar de situarles en un rol pasivo. Crear un ambiente relajado y conversacional ayuda a generar confianza, fomentar el respeto mutuo y apoyar una participación más profunda con el contenido.

En última instancia, crear un ambiente acogedor significa hacer que cada participante se sienta seguro, reconocido y valorado — no solo siendo amable, sino también diseñando el programa intencionalmente para reflejar la identidad y las necesidades de la comunidad local.

• Proporcionar transporte o realizar las sesiones en lugares accesibles y familiares, para eliminar barreras de movilidad y desplazamiento.
• Horarios flexibles: Ofrecer las sesiones en horarios que se adapten a las rutinas de las personas participantes puede aumentar la asistencia.
• Ánimo continuo: Mantener el contacto con las personas participantes entre sesiones (por ejemplo, mediante llamadas telefónicas o mensajes cortos) ayuda a reforzar el compromiso y el sentido de pertenencia.
• Celebrar los avances: Reconocer las contribuciones y logros, aunque sean pequeños, eleva la moral y refuerza la continuidad en la participación.
• Momentos de socialización: Incluir oportunidades para la socialización en cada sesión que pueden involucrar música, juegos, actividades teatrales, salidas al aire libre y experiencias similares.
• Actividades intergeneracionales: La interacción entre personas de diferentes edades ayuda a construir entendimiento mutuo, romper estereotipos y crear nuevas conexiones sociales. Estas actividades —como narración de historias, proyectos artísticos o talleres tecnológicos— fomentan el aprendizaje, las experiencias compartidas y un sentido más fuerte de comunidad.