Personajes:
Margarita (65 años) – Una mujer amigable y extrovertida que disfruta socializar y anima a las demás personas a expresarse. Margarita suele ser la que rompe el hielo y motiva al grupo. Es una persona de apoyo, aunque a veces no se da cuenta de que no todas las personas se sienten cómodas con un enfoque tan extrovertido.
Daniel (50 años) – Terapeuta que facilita la sesión grupal. Daniel tiene experiencia gestionando dinámicas de grupo y reconoce que no todas las personas se sienten igual de cómodas para compartir. Quiere ayudar a Alberto a sentirse incluido sin presionarlo demasiado, tratando de crear un ambiente de apoyo donde todas las personas puedan participar a su propio ritmo.
Nina (55 años) – Participante compasiva y comprensiva que ha experimentado sentimientos similares de timidez en el pasado. Está más atenta a la incomodidad de Alberto y trata de alentarlo suavemente a expresarse sin hacerle sentir presionado. Nina cree en la importancia de la paciencia y de crear un espacio seguro para que todas las personas puedan expresarse.
Escenario:
¿Cómo pueden las facilitadoras o los facilitadores equilibrar la necesidad de animar a participantes callados sin presionarlos demasiado? ¿Cuáles son los riesgos potenciales de forzar a alguien a hablar en un grupo?
¿Qué se podría hacer de manera diferente en futuras sesiones para fomentar la participación de alguien que es especialmente tímido o reservado?