La participación e interacción social son mecanismos clave para fomentar las conexiones sociales. Además de las habilidades personales y sociales que cada persona puede desarrollar, el contexto y el entorno –ya sea social o físico– juegan un papel crucial. Existen algunos principios fundamentales a tener en cuenta al planificar estrategias para promover la participación e interacción social: el enfoque colaborativo y multifacético, el enfoque intersectorial y la sostenibilidad a largo plazo.
Fomentando un entorno inclusivo y sensible, las comunidades pueden desarrollar iniciativas sostenibles y con impacto que no solo apoyen a las personas mayores, sino que también fortalezcan la cohesión social y la solidaridad intergeneracional. Estos esfuerzos mejoran el bienestar, la participación ciudadana y la resiliencia comunitaria, asegurando que el envejecimiento sea una experiencia inclusiva y empoderadora para todos. Para abordar los desafíos de la interacción social a lo largo del ciclo vital, se pueden implementar varias estrategias basadas en la evidencia:
Cuando estas estrategias se implementan de manera integral, en colaboración con las personas mayores y adaptadas al contexto y las realidades locales resulta que tienen el potencial de mejorar significativamente la participación y la interacción social a lo largo de toda la vida, fomentando una sociedad más inclusiva e interconectada.